En la actualidad, uno de los principales retos del área de gestión del talento es la fidelización (que no retención) de las personas trabajadoras, así como reducir el nivel de rotación laboral y las consecuencias negativas que lleva aparejada. Para ello, existen muchas medidas o estrategias a implantar, siendo la más efectiva y económica el reconocimiento de las y los trabajadores.
A pesar de lo anterior, son muchas las empresas que cuando quieren poner en marcha programas o acciones de reconocimiento no tienen en cuenta una serie de aspectos que a nuestro juicio son fundamentales, esto es, comenten una serie de errores, como son no darle la importancia que realmente tienen, reducirlo a algo puramente material o no tienen en cuenta el impacto en la organización.
Errores de los programas de reconocimiento laboral
En empleorecursos.es, a partir de nuestra experiencia laboral a la hora de implantar programas de reconocimiento en diversas empresas, queremos reflexionar con más detalle acerca de estos aspectos que generalmente no se tienen en cuenta y consideramos como básicos, ya que determinarán el éxito o no de las acciones para reconocer el buen desempeño de las y los trabajadores.
1. Recompensas materiales
Mucho se ha reflexionado acerca de la efectividad del salario emocional frente a lo material como elemento motivador de las y los trabajadores. Si partimos de la idea Dan Ariely en cuanto a que nuestra conducta se rige por la interacción entre dos tipos de normas, sociales (basadas a través de nuestras relaciones con las y los demás) y de mercado (puramente transaccionales, es decir, existe un acuerdo en función de la oferta y demanda).
Dentro del contexto laboral, el reconocimiento de las y los trabajadores es claramente algo social, es decir, ya que el objetivo que se pretende es agradecer a estos por el trabajo realizado. Sin embargo, la mayoría de las empresas suelen premiar a las personas de su equipo con recompensas impersonales económicas (pluses, tarjetas regalo, etc.) guiadas por la norma del mercado, lo que no solo afecta a la sinceridad del reconocimiento, sino que también disminuye su impacto.
En cambio, si para reconocer utilizamos elementos “sociales” como días libres, flexibilidad, etc., utilizamos el programa de reconocimiento laboral como una herramienta que fortalece la relación empresa-trabajador/a, y no en algo puramente transaccional.
2. Programa de recompensas como un fin
En muchas ocasiones, las empresas crean interesantes programas de reconocimiento que en la práctica no se llevan a cabo porque no se le da la importancia que realmente tienen o existen otros aspectos con más prioridad.
Para solucionar esta cuestión, es necesario que el programa de reconocimiento no solo sea conocido por todas las personas que forman la empresa, sino que sea una herramienta transversal en el día a día.
3. Medir el impacto del programa
De nuevo recordamos la necesidad de medir las acciones que ponemos en marcha desde el área de gestión del talento. Cuando hablamos de medir nos referimos a la necesidad de analizar los datos de todo el proceso, es decir, tanto de la fase de identificación de la conducta exitosa a reconocer junto con su “recompensa”, como (y no menos importante) del impacto que tiene posteriormente en el clima y cultura de la empresa, así como en las conductas futuras de las y los trabajadores.
En resumen, promover una cultura de reconocimiento en las organizaciones, genera un ambiente de celebración e interacción, lo que se traduce en un mayor compromiso y motivación de las y los trabajadores.