En un entorno laboral tan inestable, y más tras los últimos acontecimientos traducidos en forma de pandemia sanitaria o de guerra en Europa, las prioridades de las y los profesionales han cambiado de manera radical, pasando a valorar aspectos que antes se dejaban de lado. Por ello, desde el punto de vista de la gestión del talento, se hace necesario trabajar para eliminar las cuestiones que enturbian o generan un ambiente de trabajo negativo.
En empleorecursos.es somos de la opinión que muchas y muchos profesionales cambian de empresa fundamentalmente por el mal ambiente que impera en su organización (el cual, en la mayoría de las ocasiones, suele promoverse por las decisiones tomadas o en su defecto, dejadas de tomar por la dirección).
Como hemos comentado, si a una situación de estrés en el puesto de trabajo, desmotivación, discusiones o disputas entre compañeras/os se le añaden problemas relacionados con el entorno personal de la persona trabajadora, es indudable que se opte por un cambio de empresa, aumentando el índice de rotación laboral de la organización.
Si lo vemos de forma diferente, un entorno laboral positivo se caracteriza por un nivel de productividad elevado, bajo absentismo, personas comprometidas y motivadas por sus tareas y funciones.
Qué produce un entorno laboral tóxico
Una característica común de los ambientes de trabajo tóxicos es que se fundamentan en un liderazgo basado en el miedo, en el “aquí se hace lo que yo digo y como yo lo digo”, sin dejar crecer al talento, y muchos menos, recompensar o reconocer el trabajo bien hecho. Junto a lo anterior, los efectos de una nula o mala comunicación, basada en rumores e información sesgada e interesada, sin transparencia.
Las consecuencias de lo anterior son directas: elevada rotación laboral, mala calidad en el servicio, quejas de las y los clientes, estrés de las y los trabajadores, alta conflictividad, etc.
Cómo mejorar el ambiente laboral
Un ambiente laboral no se vuelve negativo de la noche a la mañana, sino que es un proceso continuo. Al igual, para cambiarlo se necesita tiempo y constancia. Desde el punto de vista de la gestión del talento, son varias las acciones por las que se puede empezar, por ejemplo:
- Comunicación clara, transparente y significativa, en el sentido de que todas las personas de la empresa sepan qué tiene que saber para desarrollar su puesto de trabajo en las mejores condiciones, a la vez que les ayude a eliminar rumores sobre su estabilidad laboral.
- Dedicar tiempo a los problemas que afectan a las y los colaboradores, no solo los relacionados con su día a día de trabajo, sino mostrar interés en las cuestiones relacionadas con su vida personal y desarrollo profesional. Una herramienta que se ha mostrado muy eficaz para ello son las sesiones One to One.
- Establecer valores positivos que fomenten el trabajo en equipo. De nada sirve realizar acciones que fomenten el individualismo si es esencial para la empresa que todas y todos “remen” en la misma dirección. Acciones de Team Building fuera de la empresa propiciará que se generen vínculos afectivos entre las y los compañeros.
- Gestionar la rotación laboral. Si bien es cierto que siempre es adecuado que exista determinado porcentaje de rotación en la empresa, cambiar constantemente de personas conlleva un elevado coste (tiempo en la captación y formación de las nuevas personas, etc.).
- Apostar por la diversidad. Entender que cada persona es única, que se basa en un talento con creencias, cultura, ideas y fortalezas que la hacen diferente y que es necesario unir con el resto de empleadas/os que forman la organización.
- Valorar a las y los colaboradores. Reconocer las aportaciones y el esfuerzo de todas y todos, tanto a nivel grupal como individual fomentará una cultura motivadora en la empresa.