El modelo de teletrabajo híbrido, que combina días de trabajo remoto con días presenciales, ha ganado popularidad en muchas empresas tras la pandemia. A primera vista, parece ofrecer lo mejor de ambos mundos: flexibilidad para las personas trabajadoras y continuidad en las dinámicas empresariales.
Sin embargo, en empleorecursos.es entendemos que esta modalidad de trabajo plantea desafíos que no podemos ignorar y que generan un debate relevante sobre el impacto en la igualdad de oportunidades y el equilibrio personal.
A modo general, podemos afirmar que el trabajo híbrido facilita la conciliación laboral y familiar, permitiendo que muchas personas, especialmente quienes tienen responsabilidades de cuidado, puedan organizar mejor su tiempo. Además, puede aumentar la productividad, al eliminar el estrés de los desplazamientos y ofrecer más autonomía.
A pesar de esto, las diferencias tecnológicas y de infraestructura, así como los tipos de empleo que permiten o no trabajar en remoto, podrían estar acentuando una nueva forma de desigualdad entre quienes pueden teletrabajar y quienes no. Asimismo, el acceso al trabajo presencial podría generar beneficios no explícitos, como mayor visibilidad ante superiores y más oportunidades de ascenso, lo que afecta a quienes eligen o deben trabajar más tiempo en remoto.
A partir de nuestra experiencia coordinando departamentos de gestión de talento, podemos resumir las siguientes ventajas e inconvenientes del trabajo híbrido, tanto para la empresa como para las y los trabajadores.
En cuanto a las ventajas, desde el punto de vista de la empresa podríamos indicar el aumento de la productividad (al permitir trabajar a las y los colaboradores en entornos más cómodos y autónomos); reducción de costes (como el espacio físico en oficinas y el consumo de recursos de electricidad, agua, etc.); o mayor atracción y fidelización del talento. En cambio, las y los trabajadores encuentran las posibilidades de conciliación y el ahorro de costes como principales ventajas del trabajo en modalidad híbrida.
A su vez, los inconvenientes para las personas trabajadoras son las dificultades para desconectar del trabajo, la sensación de aislamiento y la desigualdad de oportunidades dentro de la empresa; mientras que las organizaciones, son los problemas de coordinación, la necesidad de invertir en tecnología y la dificultad para la supervisión.
En resumen, el trabajo híbrido presenta un equilibrio interesante entre la flexibilidad y la presencialidad, pero su éxito depende de cómo se gestionen los desafíos inherentes a esta modalidad tanto para las empresas como para las personas trabajadoras.