Con objeto de adaptarse a las continuas exigencias del mercado de trabajo, las y los profesionales tienen que invertir de forma constante en su formación y cualificación, por lo que podemos afirmar desde empleorecuros.es que nunca las empresas han contado con mejores trabajadoras/es como lo hacen en la actualidad (una, dos o más carreras universitarias, varios másteres, conocimientos de idiomas, etc.), dando lugar a las denominadas competencias duras o básicas (aquellas que son fácilmente observables y medibles).
“En la actualidad, las empresas cuentan con las y los trabajadores mejor formados de la historia”
Sin embargo, a partir tanto de la aparición de las nuevas tendencias en el área de recursos humanos que incentivan la gestión del talento en las organizaciones, como por el hecho de que las mismas se han dado cuenta de que a pesar de las mencionadas competencias técnicas que presentan las y los trabajadores, existen elevados déficits en las conocidas como competencias blandas (difícilmente medibles).
“La mayoría de empresas carece de personas con altas competencias de las consideradas blandas”
A partir de lo anterior, la situación que se produce en muchas empresas es que existen trabajadoras/es que conocen a la perfección los aspectos relacionados con su puesto de trabajo, pero carecen de las habilidades necesarias para desempeñarlo en consonancia con las necesidades de la empresa en cuanto a espacio de convivencia, y desarrollo de las personas que la conforman (de ahí la importancia de aspectos tales como las habilidades sociales, asertividad, empatía, adaptabilidad, comunicación, gestión de conflictos, trabajo en equipo, etc., que favorecerán el día a día de trabajo por medio de una correcta gestión de reuniones, ejerciendo un liderazgo adecuado o evitando la aparición de las consideradas personas tóxicas, por ejemplo).
Al listado anterior, queremos añadir una serie de competencias blandas menos conocidas o tratadas pero que desde nuestra experiencia laboral estimamos fundamentales, como son:
- Autoconocimiento,entendido como la capacidad y conocimiento de la propia persona en relación con sus necesidades, fortalezas, ventajas y debilidades, ya que cuanto mejor nos conozcamos mejor será nuestra adaptación al entorno social en el que nos encontremos.
- Afrontamiento del estrés, percepción de las exigencias del medio (puesto de trabajo) en relación con la propia capacidad para hacerles frente. Para ello, es fundamental establecer mecanismos de afrontamiento que “oxigenen” a la persona por medio de acciones de ocio, conciliación, etc.
- Medidas “antirutina”, que fomenten acciones creativas para hacer frente a las demandas que el constante cambio que experimentamos produce, con objeto de afrontar la frustración que éste genera, a la vez que permitan el crecimiento y desarrollo de la persona.
- Fluir, percibir lo que realmente se quiere, dejar de lado la parte racional de las cosas, comprendiendo la repercusión de nuestras acciones y la influencia que las mismas tienen en las personas que nos rodean.
- Inteligencia interpersonal, capacidad no solo de comprender a las otras personas, sino que va más allá, esto es, permite conectar con sus emociones respetando en todo momento las de una/o con objeto de establecer relaciones sanas y de igualdad, independientemente de la posición jerárquica que se ocupe en la empresa.
“Solo las personas con las competencias blandas desarrolladas podrán crecer sin influir de manera negativa en la dinámica de la empresa”
Sin embargo, de todas y todos es conocido que existen personas que a pesar de carecer de estas competencias blandas poseen un puesto de trabajo en la escala jerárquica de la empresa en las que para su desarrollo correcto es necesario, por lo que acaban influyendo de forma negativa en la dinámica de la organización (dando lugar a un clima laboral cuanto menos enrarecido, generación de desmotivación entre las y los trabajadores, aparición de los síndromes estar quedado y de despido interior, al aumento de la tasa de rotación, entre otros aspectos).
El motivo de esta situación lo podemos encontrar en la investigación llevada a cabo por la Harvard Deusto acerca de la evolución que experimentan las personas en la empresa definiendo diferentes roles en función de sus competencias. Así, en primer lugar se encontraría el rol de oportunista, desempeñado al comienzo de la carrera profesional al aprovechar la “oportunidad” de conseguir un trabajo relacionado con su formación y/o experiencia, para posteriormente con el tiempo, adquirir un mayor conocimiento en su profesión lo que le llevará al rol de experta/o. Sin embargo, si la persona no posee las mencionadas competencias blandas, difícilmente seguirá ascendiendo profesionalmente de manera eficaz (por lo que podemos afirmar que influirá de forma negativa en la dinámica empresarial), esto es, desempeñará el rol de conseguidor/a.
Por último, únicamente las personas que no solo tengan las competencias técnicas requeridas para el desempeño adecuado del puesto de trabajo (formación y/o experiencia) junto con las habilidades blandas comentadas (empatía, habilidades sociales, asertividad, trabajo en equipo, etc.) sino que además añadan una cierta dosis de conocimientos estratégicos acompañado del carisma necesario, podrán optar a los puestos más elevados de la empresa, desempeñando el rol de alquimistas.
EXCELENTE, HAY ALGUNOS PUNTOS QUE EN ORGANIZACIONES USAN, COMO EL DE LAS 3 C´S QUE SEA CAPAZ, QUE ESTÉ CONTENTO Y POR ULTIMO COMPROMETIDO.
Muchas gracias, Ezequiel por tu aportación. Nos parece realmente interesante!!!
Un saludo!!