MIEDO A IR AL TRABAJO: CONTAGIO EMOCIONAL

En el entorno laboral, lugar donde conviven grupos de personas, es muy común que se produzca el fenómeno

En el entorno laboral, lugar donde conviven grupos de personas, es muy común que se produzca el fenómeno conocido como CONTAGIO EMOCIONAL (o social) a través de la interacción entre las personas, hasta el punto de ser considerado como un medio o herramienta de gestión cuando es utilizado para determinar conductas.

“Las personas transmitimos nuestras emociones unas a otras”

En empleorecursos.es, a partir de nuestra experiencia laboral en departamentos de gestión del talento (recursos humanos) entendemos el CONTAGIO EMOCIONAL en la empresa como la transmisión de las emociones, ideas o pensamientos entre las personas que conforman la organización, las cuales, en la mayoría de ocasiones, derivan en una determinada conducta (por ejemplo, la que tiene lugar cuando una persona tóxica nos “malmete” contra un o una compañera; o cuando existe una pandemia como es el miedo al contagio por Coronavirus ó COVID-19).

“Existen personas que tienen mayor sensibilidad para conectar emocionalmente con otras”

Esto es, las emociones que se transmiten en el contexto laboral pueden ser tanto positivas como negativas, dependiendo de las sensaciones de placer o miedo que le produzcan a la persona trabajadora. El motivo principal es que cada vez que interactuamos con alguien, los mecanismos de CONTAGIO EMOCIONAL se ponen en marcha, por lo que en muchos casos es una acción utilizada por las y los líderes para que las personas les sigan, llegando a la afirmación propuesta por Daniel Goleman de que somos “responsables en cierta medida de cómo determinamos los sentimientos de las personas con las que interactuamos en nuestro día a día”.

“Estamos predispuestas/os a imitar las sensaciones y conductas que nos transmiten”

El motivo de esta situación es porque las personas tendemos, de manera adquirida o innata, a imitar las sensaciones que se transmiten por el lenguaje no verbal (e incluso los gestos) de con quienes nos relacionamos, de ahí que sea una herramienta muy poderosa para las acciones de motivación que se pongan en marcha en la empresa y el “contagio” que supone contar con trabajadoras/es felices y comprometidas/os (de ahí que muchas empresas cada vez apuesten más por acciones como el salario emocional, plan de incentivos, análisis del clima laboral, programas Wellness, espacios de trabajo adecuados, fomentar una cultura empática, etc.).

“Las emociones negativas de la persona en el trabajo roban las energías de ésta”

Un ejemplo claro de CONTAGIO EMOCIONAL de emociones negativas es lo que sucede a muchas y muchos trabajadores por el miedo a enfermar por Coronavirus (COVID-19), entre otras cosas, por la alta incertidumbre de la situación, al conocer diariamente noticias sobre el estado de la evolución de la pandemia, rumores o el miedo a padecer la enfermedad (y lo que es peor, a contagiar a una persona cercana considerada dentro del grupo de riesgo).

Esta situación, influye en el estado anímico y emocional, pudiendo llegar a causar un estado de alarmismo, por lo que en muchos casos, es necesario actuar con resiliencia, con objeto de evitar tener, tal y como indica el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid para este caso, nerviosismo, tensión y sensación de peligro inminente; la preocupación por enfermar es el único tema de conversación; estar constantemente buscando noticias e información sobre la pandemia; le afecta en el nivel de concentración; no para de “autoobservarse” si siente síntomas; pregunta constantemente a sus personas cercanas por el estado de salud, etc.

“Las emociones positivas son una herramienta eficaz para el cambio profesional”

En el extremo opuesto, el CONTAGIO EMOCIONAL se convierte en una herramienta muy potente para desarrollar el liderazgo, fomentar el trabajo en equipo, etc., sobre todo en tiempos de cambio o incertidumbre, por medio de la transmisión de emociones positivas, de ahí la necesidad de que las empresas apuesten por departamentos de la felicidad, ya que el estado de ánimo se contagia entre las y los trabajadores (siendo muy adecuado también en situaciones de gestión de conflictos, evaluación del desempeño, performance managment, etc.), por lo que se hace necesario actuar en estos casos con inteligencia emocional, con objeto de evitar “propagar” emociones negativas como las que transmiten personas que sufren el Síndrome de Burnout, por ejemplo.

En resumen, en muchas organizaciones se está más pendiente de las medidas o teorías a poner en marcha; mientras que dejan de lado la parte más importante, como es contar con un clima laboral motivador acompañado de un liderazgo positivo.

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