En el presente artículo, desde empleorecursos.es queremos reflexionar acerca de una de las causas poco conocidas entre las y los trabajadores que justifican el despido objetivo, como es el absentismo laboral. Es decir, las empresas pueden despedir por causas objetivas en determinadas circunstancias, si faltamos a nuestro puesto de trabajo a pesar de que dichas ausencias estén debidamente justificadas.
“La ausencia reiterada al trabajo puede ser causa de despido objetivo”
Como ya comentamos en artículos pasados en empleorecursos.es, existen dos formas de despido, el disciplinario (en nuestro caso se aplicaría cuando se producen faltas de asistencias injustificadas, tal y como recoge el artículo 54, apartado 2.a del Estatuto de los Trabajadores), el cual no es objeto de nuestro análisis) y el despido objetivo (cuando las ausencias al trabajo están justificadas, artículo 52, apartado 2 del ET).
“El hecho de justificar las faltas al trabajo no exime de ser causa de despido”
El motivo que se ha seguido para considerar como causa de despido objetivo las ausencias reiteradas tiene por finalidad, según la normativa, aumentar la productividad y eficiencia de las empresas por medio de reducir los costes laborales al prescindir de las y los trabajadores con faltas de asistencia elevadas.
“Con esta norma, se pretende resarcir de los costes que supone el absentismo laboral para la empresa”
No obstante, la propia norma indica que deben ocurrir dos causas fundamentales para realizar un despido objetivo por “faltas de asistencia al trabajo, aun justificadas pero intermitentes”, como son:
- Alcanzar el 20% de las jornadas hábiles en dos meses consecutivos, y
- que el total de faltas de asistencia en los 12 meses anteriores alcance el 5% de las jornadas hábiles, o el 25% en 4 meses discontinuos dentro de un periodo de doce meses”.
En cambio, las ausencias que no se tendrán en cuenta para el cómputo son las que tengan como origen:
- Huelga legal.
- Actividades de representación legal de las y los trabajadores.
- Accidente de trabajo.
- Maternidad, riesgo durante el embarazo y lactancia, y/o las enfermedades derivadas de éstas.
- Licencias y vacaciones.
- Enfermedad o accidente no laboral siempre que sea acordada por los servicios sanitarios oficiales y dure más de 20 días consecutivos.
- Conductas de violencia de género acreditadas por servicios sociales o de salud.
- Tratamiento médico de cáncer o enfermedad grave.
En resumen, estas ausencias al trabajo deben ser recurrentes e intermitentes de forma clara, es decir, las faltas de asistencia por enfermedad común o accidente no laboral que se encuentran dentro del cómputo para el despido objetivo son las que tienen una duración inferior a 20 días naturales, no consecutivos, por la misma o diferente etiología.
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