La comunicación se constituye como una de las herramientas más poderosas en el entorno laboral para conseguir los objetivos propuestos, sobre todo, cuando se trata de trabajar en equipo o compartir información, ideas, resolver problemas, así como crear un ambiente de trabajo óptimo, por lo que la existencia de una mala comunicación conlleva errores y conflictos.
A la hora de hablar sobre el proceso de comunicación en la empresa, en empleorecursos.es nos gusta diferenciar tres estilos de comunicación, como son:
A. Asertivo
Es el estilo más adecuado a nivel general, ya que es abierto sin intimidar a la parte emisora. Consiste en expresar las propias ideas, pensamientos, deseos, etc. respetando las de la parte receptora. En el entorno laboral, se trata de personas con las que se puede colaborar de manera fácil, al mostrar empatía hacia los sentimientos de las y los demás. Suelen utilizar el contacto visual y centran su mensaje en ellas o ellos mismos, en como se sienten.
B. Pasivo
Al contrario que el estilo asertivo, estas personas no muestran o expresan sus sentimientos, dejando que sean las y los demás quiénes lo hagan y se adhieren a ellos. No suelen tomar decisiones, por lo que en ocasiones, tienden a aceptar situaciones que no les agradan o quieren. Estas personas pueden llegar a frustrar al resto del equipo, al no tomar partido o evitar expresar su opinión. Evitan el contacto visual.
C. Agresivo
En este estilo, los mensajes (generalmente propios, como sentimientos u opiniones) se expresan en voz alta (para captar la atención de la audiencia) y de forma despectiva hacia las demás personas. Suelen ponerse a la defensiva o adoptan una actitud crítica cuando se les confrontan sus ideas. No son personas que admiten fácilmente los errores, al igual que tampoco muestran escucha activa.
Actuaciones desde la gestión del talento
Cuando hablamos de los diferentes estilos de comunicación, siempre se tiende a generalizar, ya que una persona mostrará uno y otra dependiendo del contexto. Así, si nos centramos en la dinámica de un equipo de trabajo, existirán personas que desempeñen un rol y otro en función de la tarea a desempeñar.
A partir de nuestra experiencia laboral en departamentos de gestión del talento, podemos afirmar que trabajar con personas que utilizan un estilo de comunicación asertivo es lo ideal, ya que centran sus discursos en la consideración y respeto por las y los compañeros, a la vez que comparten y expresan sentimientos.
En cambio, como hemos comentado, las personas que utilizan un estilo de comunicación pasivo, que no expresan sus opiniones no significa que no las tengan o que “pasen” del tema en cuestión, solo es porque se sienten incómodas/os ante posibles conflictos o generar malestar en el o la compañera. La forma de ayudarles es hacerles sentir cómodas/os y con confianza a la hora de expresar sus opiniones, ya que tienen el mismo derecho que el resto de integrantes del equipo.
Por último, gestionar el estilo de comunicación agresivo es el más difícil, ya que al generar malestar de manera constante suelen ser una fuente de conflicto (sin contar la posible intimidación en las personas que le rodean). Para tratar con ellas/os es necesario adoptar un estilo asertivo, es decir, no responderles de manera similar (agresiva) ni tenerles “pena” cuando se auto culpen de los problemas. Es esencial para ello mostrar un lenguaje no verbal neutro o de comprensión.
En resumen, desde el punto de vista de la gestión del talento, es esencial que las y los líderes (managers) conozcan las diferentes formas de comunicación que se pueden expresar dentro del equipo de trabajo, así como gestionar cada una de ellas para favorecer un ambiente laboral que permita conseguir los objetivos empresariales de la mejor manera para todas las partes.