Contar con el mejor talento para conseguir los objetivos de la empresa es uno de los principales objetivos de todo departamento de recursos humanos. Sin embargo, en ocasiones, en los equipos de trabajo suele aparecer alguien con un EGO excesivo que no solo dificulte la dinámica y el ambiente, sino que genere situaciones de conflicto.
“El Ego se relaciona en cómo se percibe la realidad”
En empleorecursos.es, entendemos el EGO como la conciencia de la persona en cuento a forma de percibir la realidad, la cual, en el contexto de la empresa, se traduce en una excesiva valoración que tiene cierta persona de sí misma. A partir de lo anterior, podemos inferir los efectos que produce en todo equipo de trabajo una persona con estas características.
“Exceso de Ego no es lo mismo que elevada autoestima”
El exceso de EGO se diferencia claramente de una elevada autoestima, hasta el punto de que éste produce efectos negativos en la dinámica de trabajo, y por consiguiente, en la consecución de los objetivos de la empresa. Esto es, tener un ego elevado no es sinónimo de problemas o conflictos en el equipo de trabajo, sino que los producirá si viene acompañado de arrogancia (como ejemplo, estas personas necesitan siempre ser el centro de atención, hablan constantemente de ellas/os mismas/os, se creen que son quiénes más saben de todo, les cuenta aceptar ideas contrarias, hace comentarios hirientes, no aceptan las críticas ni que les controlen, etc.).
“Las personas con excesivo EGO son muy exigentes”
A pesar de lo anterior, el exceso de EGO es muy común en personas que no solo sienten pasión por lo que hacen, sino que están seguras de que son excelentes profesionales, las y los mejores. Para ello, su nivel de exigencia tanto consigo mismas como con el resto de miembros del equipo es muy elevado. Además, buscan constantemente el reconocimiento de su trabajo.
Justamente en esta búsqueda constante de reconocimiento es dónde se retroalimenta el EGO, indicando el modo de intervenir entre los miembros del equipo para evitar sus efectos negativos. Así, a partir de nuestra experiencia en departamentos de gestión del talento (recursos humanos), entendemos se debe, para ello:
- Fomentar la empatía y espíritu de equipo para poder conocer los puntos de partida de todas/os, así como sus necesidades, lo que aumentará el respecto.
- Mantener un nivel alto de motivación en el equipo, por medio de objetivos realistas y alcanzables en relación con sus competencias.
- Aportar feedback sobre el desempeño global e individual, con recompensas equitativas al mismo.
- Instaurar la cultura del error, eliminado así el nivel de perfeccionismo y la posibilidad de aprender a través del mismo.
- Gestionar el conflicto, no dejar que se solucionen por sí solas o con el paso del tiempo.
- Promover la comunicación sincera y herramientas de inteligencia emocional.
En resumen, encontrarse en nuestra vida laboral con personas con un excesivo EGO y manifestaciones negativas del mismo es muy común, por lo que como gestoras/es de equipos debemos prever y gestionarlo, creando para ello un clima de empatía y participación, donde se fomente el apoyo mutuo y el espíritu de equipo.