El clima o ambiente laboral es un aspecto intangible que tiene una enorme influencia en el desarrollo y consecución de objetivos de toda empresa. Básicamente, consiste en la percepción que tienen las y los trabajadores sobre las condiciones y elementos del entorno de trabajo que determinan de forma directa su día a día laboral.
“El clima laboral es la suma de múltiples elementos”
En empleorecursos.es, entendemos que son múltiples los elementos que componen el clima laboral, como el estilo de dirección, las relaciones entre las y los colaboradores, el tipo de comunicación, las posibilidades de desarrollo profesional, la flexibilidad laboral o el espacio físico en el que desarrollamos nuestras tareas diarias, entre otros.
Por todo ello, y tal y como comentábamos en nuestro anterior post sobre la importancia del clima laboral como elemento motivador, las consecuencias de contar con un ambiente de trabajo negativo son enormes para la empresa, llegando a influir de manera directa en los resultados económicos de la misma, ya que se ha demostrado que las y los trabajadores desmotivados presentan entre otros, niveles bajos de productividad.
“Los efectos del clima laboral negativo se muestran tanto en la empresa como en las personas trabajadoras”
Como toda política a poner en marcha en la gestión del talento, el análisis del clima laboral debe partir de un diagnóstico claro del mismo. Así, a partir de nuestra experiencia en departamentos de gestión del talento, las principales causas de un ambiente de trabajo negativo son:
- Estilo de liderazgo.
No contar con un liderazgo o que esté basado en la autoridad (ordeno y mando) genera consecuencias negativas en las y los trabajadores. Es necesario contar con una persona que guíe al equipo, asigne objetivos y responsabilidades que motiven, así como prevenga y resuelva los posibles conflictos que puedan surgir.
- Falta de análisis de puestos de trabajo.
Las y los trabajadores deben saber de manera clara qué se espera de ellas/os, cuáles son sus funciones y tareas, para así evitar ineficacias que, a la larga, desmotivan. Además, se debe conocer las jerarquías dentro de la organización, con objeto de eludir la incertidumbre en muchas decisiones.
- Mala comunicación.
Los canales de comunicación a todos los niveles (horizontal y vertical) deben ser claros y conocidos por todas las personas de la empresa. Además, éstas contarán con las habilidades necesarias para plantear dudas o mejoras en las acciones de su día a día.
- Condiciones de trabajo.
El efecto de las condiciones de trabajo es enorme sobre el ambiente laboral. Contar con salarios competitivos y acordes al mercado, horarios flexibles, ayudas a la conciliación, evitará el malestar y, por consiguiente, la desmotivación de las y los trabajadores.
- Conflictos.
Los conflictos y fricciones son inherentes a todo equipo o grupo (incluido el familiar). Por ello, contar con protocolos claros de actuación que permitan atajarlos y que no se eternicen, incidirá de manera positiva en el clima laboral de la organización.
A su vez, son consecuencias que todo clima laboral negativo tiene en la empresa, tales como: elevada rotación laboral, baja productividad, incremento del absentismo, incumplimiento de objetivos, retrasos en el horario de entrada, desmotivación de las y los colaboradores, aumento de los conflictos interpersonales, faltas graves, ausencia de compañerismo, disminución de la adaptabilidad o polivalencia de las y los trabajadores a otros puestos de trabajo, etc.
Por último, a nivel personal, si como profesional no te sientes satisfecha/o en tu trabajo llegando a generarte frustración de manera generalizada, experimentas sensaciones como apatía, aburrimiento, estrés o incluso miedo a las consecuencias de tus acciones, así como no te sientes valorada/o o tienes problemas físicos asociados a tu actividad laboral, posiblemente se deba a que “sufres” un mal clima laboral en tu empresa.