Los efectos que está produciendo la pandemia sanitaria en nuestras vidas son enormes. Desde el punto de vista profesional, nos exponemos constantemente a noticias y mensajes para mejorar nuestra eficiencia y productividad, adaptarnos lo más rápido posible a un nuevo modelo de trabajo (teletrabajo), etc.; y todo esto sin descuidar nuestra vida personal (familiar) y social.
“Existen personas que rechazan emprender nuevos proyectos profesionales por miedo a fracasar”
En empleorecursos.es queremos reflexionar sobre una de las consecuencias que produce esta sobreexposición, y la obligación subyacente de autoimponernos hacer frente a múltiples tareas de manera eficaz en un espacio corto de tiempo. Así, tiene lugar en el entono laboral para muchas personas el conocido como SÍNDROME DEL PATO DE STANFORD.
El origen de este Síndrome se remonta a la descripción por parte lo que les pasaba a las y los estudiantes de la Universidad de Stanford, quienes presentaban una necesidad constante de hacer y hacer cualquier cosa (no parar de trabajar, incluso aunque estuviesen enfermos), tal y como hacen los patos, los cuales, encima del agua parecen tranquilos; mientras que bajo del agua no paran de mover las patas.
“No podemos olvidar el derecho asertivo a equivocarnos”
Sin duda, en el entorno laboral encontramos personas que “deben” mostrar constantemente lo buenas profesionales que son, conseguir la excelencia en todo lo que hacen, situación que como sabemos, no siempre se puede conseguir (dentro de este contexto, no podemos olvidar lo que nos aporta la asertividad, esto es, tenemos derecho a no ser siempre las o los mejores).
Por supuesto, actuar así, con este nivel de autoexigencia es una cualidad o competencia que denota la perfección y responsabilidad en lo que se hace. Sin embargo, las personas que “sufren” el SÍNDROME DEL PATO DE STANFORD son profesionales con alta ambición en seguir creciendo en su carrera laboral, situación que se ve frenada por ideas o pensamientos “autolimitantes” que les incitan a abandonar los proyectos que se han propuesto, ya sea por pensar que no estarán a la altura o por miedo a defraudar a otras personas.
“Estas personas sufren un elevado malestar emocional”
Este “bloqueo” que sufren estas personas a la hora de emprender nuevos proyectos o funciones en la empresa viene acompañado de un doble malestar emocional; por un lado, deben hacer frente a las exigencias que nos marca el entorno de la empresa en cuento a productividad constante y desempeño eficaz; mientras que por otro, sufren pensamientos de baja autoestima o ansiedad.
A partir de nuestra experiencia laboral en departamentos de gestión del talento (recursos humanos), entendemos que antes de rechazar emprender un nuevo proyecto en tu trabajo por miedo a no estar a la altura, de no cumplir las expectativas, etc., es esencial que hagas una revisión realista de los proyectos y logros conseguidos en el pasado como modo de visibilizar que a pesar de las dificultades que encontrarás en el camino (nadie es perfecta/o, o sabe de todo, hasta el punto de tener derecho a equivocarnos para aprender de los errores y crecer). Por ello, lo ideal en estas situaciones es marcarse objetivos cortos y alcanzables, con la idea de que su consecución nos motive a continuar con el camino.