Son muchas las horas que pasamos en el entorno laboral y nuestro puesto de trabajo, en las cuales, como norma general, siempre debemos relacionarnos con compañeras/os, independientemente de la modalidad de trabajo elegida, es decir, presencial o teletrabajo. Así, es normal que en nuestra vida laboral nos encontremos con personas conflictivas.
“La conducta de las personas conflictivas afectan a desempeño del equipo”
En empleorecursos.es entendemos como fundamental la existencia de un clima laboral óptimo para que las y los trabajadores puedan desarrollar todo potencial en la empresa, sin embargo, la existencia de personas conflictivas, también denominadas tóxicas, no solo enturbian este clima laboral, sino que pueden llegar a tener consecuencias muy negativas para la organización, como por ejemplo, hacer que empleadas/os competentes se desmotiven o incluso lleguen a abandonar la empresa.
“Muchas personas abandonan sus puestos de trabajo por no soportar a un/a compañero/a”
¿Qué hace que una persona del equipo de trabajo conflictiva? A partir de nuestra experiencia laboral en departamentos de gestión del talento (recursos humanos) estas personas se caracterizan por varias conductas, como no compartir información con el equipo, rechazan o minusvaloran la opiniones de las y los demás, quieren lo que otra/o tiene (cargo, funciones, reconocimiento), siempre se están quejando y destacando los aspectos negativos de todo, critican a sus compañeras/os, manipulan en función de sus intereses, etc.
Una vez detectada la persona conflictiva, que genera mal ambiente y problemas en el equipo de trabajo, es necesario actuar en dos direcciones, tanto con la propia persona tóxica, como con el resto de miembros del equipo, con objeto de evitar que la situación empeore aún más y termine por afectar a la productividad, ya que es muy común que las personas que “sufren” este tipo de conductas experimentan un gran malestar emocional, traducido en forma de desidia, desgana, desmotivación, estrés, etc.
“Es necesario ante estas situaciones actuar de manera rápida”
Por ello, se debe atender cuanto antes en el foco del conflicto, esto es, no ignorar ni dejar pasar la situación, porque día que pase sin una solución, será peor. Dentro de este contexto, se hace necesario realizar sesiones One to One con cada miembro del equipo, para conocer su opinión y detectar sus emociones.
Una vez diagnosticada la situación, se actuará de forma asertiva, positiva y sin entrar en juicios personales con la persona tóxica con objeto de que modifique su conducta, definiendo de forma clara cuál es su cometido en la empresa en general, y en el equipo en particular, para así poner “coto” y evitar que se extralimite en sus funciones.
Desarrollar una actitud empática con estas personas permitirá ganarnos su confianza, por lo que habrá que escuchar de manera activa sus sentimientos para tratar de entender su punto de vista, pero dejándoles claro qué límites se pueden o no traspasar y las consecuencias de su incumplimiento.
“¿Interesa mantener a esta persona empresa a costa del resto de miembros del equipo?»
En este contexto, el dilema surge cuando esta persona tóxica tiene buen desempeño, pero a la vez, dificulta el trabajo en equipo e impide el desarrollo correcto del resto de personas. Así, lo ideal ante esta situación, es actuar a corto plazo, no dejar pasar el tiempo, y si el problema no se resuelve, valorar si realmente merece la pena apostar por una persona y “perder” al resto del equipo.
En resumen, contar con una persona tóxica en la empresa se convierte en una constante fuente de conflictos (no es algo puntual que sucede una vez, eso se entiende como algo “normal”), por lo que para poder hacerle frente es necesario afrontar el problema y mantener una comunicación directa y frecuente con las personas afectadas.