Son muchas las personas que dentro de su “carrera” profesional demandan optar a posiciones donde dentro de las funciones a desarrollar sea gestionar equipos de trabajo, o puede darse el caso de que se te presente una oportunidad para promocionar y tengas que gestionar el talento de tus compañeras/os, por lo que es muy común cuestionarse si se está preparada/o para hacerlo de manera correcta.
¿Tienes habilidades para liderar?
En empleorecursos.es, a partir de nuestra experiencia laboral gestionando equipos de trabajo, ya reflexionábamos acerca de las competencias que debe tener toda persona líder, como capacidad de escucha activa y empatía, definición de metas individuales para cada miembro del equipo y así conseguir el objetivo común, habilidades de comunicación, potenciación del talento de las personas, mostrar entusiasmo y actitud positiva, a la vez que predicar con el ejemplo, entre otras.
Llegados a este punto, ¿Estás preparada/o para ser LÍDER? ¿Sabes cómo inspirar a las personas que te rodean para que den lo mejor de sí mismas?, O por el contrario, ¿Eres una persona seguidora? Es lógico que cuando te surge la oportunidad de gestionar equipos te entren dudas sobre cómo hacerlo, y lo que es peor, ¿Realmente puedes hacerlo de manera correcta? ¿Tienes las competencias necesarias?
Son varias las cualidades que te ayudarán a responder a las cuestiones anteriores, las cuales, si no las tienes muy “entrenadas” puedes empezar a hacerlo. Entre ellas, destacamos:
- Humildad.
Independientemente de si cuentas con autoridad formal o no, si eres una persona que no se te sube “el cargo a la cabeza”, que tratas a todas con equidad y no quieres para nadie lo que para ti no aplica.
- Responsabilidad.
Te preocupas por hacer tu tarea lo mejor posible porque influye en la de otra/o compañera/o y en el equipo en general. A su vez, en caso de error, piensas en el colectivo y no señalas a nadie.
- Aceptan retos.
No temes a los cambios, a las nuevas formas de hacer las cosas, a evolucionar. Buscas constantemente hacer mayor tu zona de confort.
- Positividad.
Lo que para otras personas es algo negativo (contratiempos, limitaciones, dificultades, etc.) para ti se convierte en una oportunidad para aprender y crecer.
- Vas más allá.
No te limitas a hacer tus tareas y ya está, sino que buscas más, las ves como el inicio de un proceso más a largo plazo que te permite crecer y aportar valor a las personas que te rodean y a lo que haces.
- Rapidez de respuesta.
Ante una situación compleja, actúas, no te quedas esperando a que otras personas te digan lo que tienes que hacer. “Es mejor hacer algo que no hacer nada”.
- Atención a las y los demás.
Eres una persona que se preocupa por el bienestar de las personas que te rodean, ayudándoles en lo que necesiten. Eres cercana/o y tiene confianza en ti. Te alegras por los éxitos ajenos.
- Aprende constantemente.
Como profesional que solo busca dar lo mejor de ti misma/o en cada momento, sin ningún otro interés, te preocupas por formarte y aprender para conseguirlo, incluso de las personas que te rodean.
- Pide ayuda.
No se te “caen los anillos” cuando algo no conoces o no puedes hacerlo. Sabes delegar tareas y pedir apoyo en caso necesario.
- Toma de decisiones.
Te “mojas” con las cuestiones que generan controversia incitando a la acción. Muestras firmeza con la postura que has tomado de manera razonada.
En resumen, si se presenta la oportunidad laboral o dentro de tu ideario de carrera profesional te has planteado gestionar equipos de trabajo, un buen punto de partida es tener en cuenta cómo te desenvuelves con estas habilidades, ya que no puedes olvidar que toda persona líder debe servir de inspiración para el resto de miembros del equipo a la vez que tener un conocimiento sobre la organización y el entorno en el que opera.