Dentro de los múltiples síndromes y conductas que se producen en el contexto laboral, existe uno más común de lo esperado, ya que en todo equipo de trabajo, por desgracia, aparece aquella persona que utiliza y se adueña de las ideas ajenas en beneficio propio, pero no solo esto, sino que además, las “vende” como suyas, constituyendo el conocido Síndrome de Anát.
“Es común encontrarse con personas que se adueñan de las ideas ajenas”
Efectivamente, existen personas que se apropian o roban las ideas ajenas presentándolas como suyas, fundamentalmente cuando tienen relación con aspectos novedosos o innovadores, situación que enturbian el clima laboral de la empresa, además que minan la moral y motivación de la persona o personas “víctimas”, siendo una fuente de conflictos entre los miembros de la organización de primer orden.
“Estas situaciones son fuente de conflicto en la empresa”
De forma detallada, en empleorecursos.es entendemos el Síndrome de Anát como “aquella conducta consciente que lleva a cabo una persona para apropiarse de las ideas, sugerencias o cualquier iniciativa generada por otra, presentándolas como propias ante terceras/os para entre otras cosas, agradar y obtener sus favores”.
“Las personas que se apropian de las ideas de otras lo hacen de forma consciente”
A partir de la definición anterior, podemos afirmar que las personas que manifiestan el Síndrome de Anát actúan de forma activa, es decir, tienen un propósito (en comparación con otros síndromes que también tienen lugar en el contexto empresarial, como el Síndrome de Burnout, Boreout, Ganímides o incluso el Mobbing, los cuales, la persona trabajadora adopta un posición pasiva). Por ello, por ser personas que utilizan las ideas, propuestas o proyectos ajenos de forma consciente para beneficio propio, se puede afirmar que es común en trabajadoras/es con elevada necesidad de reconocimiento y fortalecimiento de su imagen profesional, ya sea para conseguir un ascenso, ganarse los favores del/a superior/a, o para atacar al/a compañera/o.
“Suele manifestarse en personas necesitadas de reconocimiento profesional”
Esto es, se trata de personas sin valores ni respeto por las y los demás, que aprovechan cualquier oportunidad en beneficio propio, estando constantemente alerta para captar las ideas y actuar de forma rápida. Aunque en ocasiones se ha asociado esta conducta con posiciones jerárquicas medias-altas de la empresa, desde empleorecursos.es a partir de nuestra experiencia profesional en departamentos de gestión de personas podemos afirmar que tienen lugar en personas pertenecientes a cualquier nivel de la empresa.
“Este tipo de conductas tienen consecuencias tanto para la empresa como para las y los colaboradores”
A partir de lo anterior, se deducen las consecuencias de esta conducta tanto para la empresa en general como el equipo de trabajo en particular, generándose una falta de confianza con la persona, afectando a las relaciones profesionales y personales, llegando los miembros del equipo (por temor a ser plagiada/o por ella) a carecer de iniciativa e ideas creativas, afectando al proceso de comunicación (por la desconfianza que se genera), siendo fuente de generación de efectos en la persona, tales como estrés, aburrimiento, apatía, desmotivación, etc., llegando incluso hasta plantearse querer cambiar de empleo (y así perder de vista a esta persona, al dejar su puesto de trabajo de tener el atractivo y la estimulación necesaria para continuar creciendo profesionalmente).
“El Síndrome de Anát suele ser más común en empresas que fomentan la incivilización y competitividad”
A pesar de que este tipo de personas pueden aparecer en cualquier contexto o tipo de empresa, se ha demostrado que es más común en organizaciones con una Cultura que fomenta la individualidad frente al trabajo en equipo, primando la competitividad y premiando el logro de la persona, a la vez que se apuesta por un crecimiento vertical que genera competitividad. Por ello, para hacerle frente, es necesario la creación de una comunicación a todos los niveles (vertical y horizontal), potenciar la consecución de los objetivos grupales frente a los individuales en procesos como evaluación del desempeño o 360º, adoptar una actitud de respeto y participación de todas las partes integrantes de la empresa, fomentar la aplicación de la inteligencia emocional, gestión de reuniones eficaces, etc.
En resumen, tener en la empresa una persona con Síndrome de Anát no solo frena de forma clara la innovación y el crecimiento del equipo, sino que además genera un clima laboral de desconfianza, lo que repercute en la visión y motivación de la persona trabajadora respecto a su puesto de trabajo, afectando de manera directa a su rendimiento laboral.