Toda situación de incertidumbre, como bien puede ser la vivida en la pandemia sanitaria por el COVID-19 y el consiguiente confinamiento por el estado de alarma, es susceptible de generar en la persona trabajadora sensaciones o emociones tales como inseguridad, tensión, nerviosismo, etc., la cuales, impiden alcanzar el nivel requerido de productividad en las tareas y funciones encomendadas.

“Las situaciones de incertidumbre afectan de manera negativa a nuestra productividad laboral”

En empleorecursos.es, para hacer frente a las dificultades de concentración y desarrollo de nuestro trabajo por la incertidumbre que nos genera la pandemia, a partir de nuestra experiencia laboral en departamentos de gestión del talento (recursos humanos), y tras analizar los aspectos que nos ayudan a mejorar nuestra productividad laboral en general, y la Técnica Pomodoro en particular, queremos reflexionar acerca de cómo el Principio de Premack (derivado de las investigaciones de David Premack) nos puede ayudar en la realización de nuestras obligaciones de la manera adecuada.

“El origen del Principio de Premack se encuentra en la Psicología Conductual”

La base u origen del Principio de Premack se encuentra en el condicionamiento operante a partir de las investigaciones de Skinner. Básicamente, es un procedimiento de aprendizaje de respuesta a partir de las consecuencias esperadas a la misma, la cual, viene derivada de la presencia de determinados estímulos en la situación. Por ejemplo, la palabra “On” en un botón del PC nos indica que si lo pulsamos lo más probable es que el ordenador se encienda. Así, dicho rótulo de “On” actúa como estímulo discriminativo y el hecho de encenderse el PC es el reforzador positivo de la respuesta de pulsarlo.

“El objetivo es hacer que las conductas que más nos motivan ayuden a realizar la que menos lo hacen”

Sin embargo, la importancia del Principio de Premack en el aumento de nuestra productividad laboral se deriva del hecho de que nuestra respuesta más probable refuerza la conducta menos probable; mientras que la respuesta menos probable no reforzará a la conducta más probable. Traduciendo la frase anterior, lo que manifiesta Premack es que ante dos estímulos o acciones (tarea A: hacer nuestro informe para entregarlo a tiempo y tarea B: consultar noticias sobre el Coronavirus en internet, o cualquier actividad que nos distraiga de nuestras obligaciones, por ejemplo), la que tiene mayor probabilidad de ocurrir es capaz de reforzar al otro.

A partir de lo anterior, bastaría con hacer que la tarea que tiene mayor probabilidad de ocurrir (en nuestro ejemplo, cualquiera que nos distrae y aparta de nuestras obligaciones laborales en el confinamiento) refuerce dichas obligaciones que no realizamos, y por lo tanto, su probabilidad de suceder es menor. O dicho de otro modo, “si se dispone de dos respuestas de diferente probabilidad, A (la de mayor probabilidad de ocurrencia) y B (la de menor probabilidad), si realizamos A después de B, obtendremos el reforzamiento de B. Sin embargo, si realizamos B después de A no se producirá el reforzamiento de esta última”.

“La aplicación del Principio de Premack en nuestra organización diaria es fundamental”

Es claro el efecto que tiene el Principio de Premack en hacer que las conductas que más nos motivan (consultar las redes sociales, por ejemplo) actúen como reforzadores de aquellas que menos lo hacen (entregar ese tedioso informe) para facilitar que realmente lo hacemos (si termino mi trabajo, después puedo ver un capítulo de la serie que me tiene enganchado).

Las aplicaciones prácticas de este principio son útiles tanto a nivel familiar (hacer que las y los más pequeños de la casa estudien por medio de poder jugar luego a la consola, por ejemplo) como a nivel laboral, ya que ayudan a poner en marcha las acciones que nos faciliten a organizar nuestro teletrabajo en situación de confinamiento, al hacer tareas productivas desde el punto de vista laboral con la “ayuda” de acciones que nos son más agradables, lo que permite que nos establezcamos la tan necesarias rutinas en la situación de confinamiento.


A partir de la publicación en empleorecursos.es del post donde reflexionábamos acerca del Acoso Laboral o Mobbing, han sido numerosas las consultas registradas en nuestra Web acerca de las posibles pautas o acciones para hacerle frente desde un punto de vista psicológico.

Por norma general, en los casos de Mobbing se producen cuatro fases bien diferenciadas, las cuales determinarán la intervención psicológica a llevar a cabo en caso necesario. Estas etapas son:

  1. Conflicto. En toda relación existen conflictos que generan problemas puntuales entre las personas intervinientes. Si estos se producen en un contexto laboral, con la importancia que tiene el trabajo en nuestra sociedad, así como el tiempo y lugar que ocupa éste en nuestras vidas, el dimensionamiento de estos conflictos es mayor. Generalmente estas situaciones sino se resuelven, se estigmatizan complican.
  2. Mobbing. Una de las partes del conflicto desencadena acciones de hostigamiento hacia la otra con objeto de ridiculizar y aislarla socialmente. Dichas acciones, son prolongadas en el tiempo, por lo que la víctima no quiere ser consciente de la situación, rechazándola, negándola e incluso evitándola. Es una fase duradera en el tiempo.
  3. Intervención. La situación conflictiva, debido a efectos tanto en la persona que la sufre como en el entorno laboral se hace pública y propicia la intervención de terceros (generalmente la empresa cuando una de las partes no es la dirección). La mayoría de las empresas carecen de protocolo de actuación, por lo que una de las decisiones más comunes es cambiar de puesto a una de las partes.
  4. Exclusión. Probablemente, la víctima si continúa en su puesto de trabajo, y sin antes haber pasado por varios periodos de baja médica, ya sea por una lesión psicosomática o para aliviarse psicológicamente por un tiempo de la persona acosadora, abandone la empresa.

En empleorecursos.es entendemos que independientemente de la fase en la que se encuentre la persona acosada, sufrirá problemas psicológicos que, en el caso de llegar a las últimas fases del proceso de Mobbing, le acompañarán para toda la vida, de ahí que dependiendo de las características de cada caso, aconsejemos ponerse en manos de un/a profesional.

Sin embargo, entre las estrategias que la víctima puede poner en marcha estaría en primer lugar la búsqueda de apoyo social, tanto de sus familiares como amigas/os, donde comente los hechos que está sufriendo así como los sentimientos que le producen. De nada sirve aislarse en su victimismo.

Además, es conveniente informarse acerca del Mobbing, ya que es un problema real y cada vez más frecuente, por lo que documentarse acerca de la enorme literatura existente (recomendamos al Dr. Iñaki Piñuel y Zabala, una eminencia en la materia y cuyos manuales nos han inspirado este post), servirá no solo para conocer los aspectos más característicos, sino que también para darse cuenta que no está sola/o ya que le ha pasado o pasa a muchas personas.

Otro aspecto que ayuda a afrontar una situación de acoso laboral es mejorar en asertividad, conducta que permite defender nuestros derechos respetando el de los demás sabiendo decir no sin sentimientos de culpa. La asertividad es útil en momentos de ataque de la persona acosadora, ya que permitirá a la víctima adoptar una posición de defensa de sus derechos frente a la tradicional en estos casos, pasivas o agresivas (si se reacciona con resentimiento o de forma hostil, se estará no solo utilizando las mismas armas que el/a acosador/a, sino que peor aún, estará consiguiendo lo que realmente está buscando).

Una conducta asertiva adecuada conllevará un mayor respeto consigo misma/o, y por consiguiente, un mejor autoestima, por lo que las conductas de hostigamiento del/a acosador/a tendrán menos efectos sobre su víctima, al sentirse ésta/e más autovalorada/o. De nada sirve autoinculparse de la situación.

No intentes razonar con la persona que te hostiga, jamás suelen reconocer sus conductas, la cual la camuflan entre múltiples escusas e incluso intentará sentirte culpable y responsable de su actitud.

Por último, puede que hayas pensado abandonar tu puesto de trabajo, a pesar de ser tu vocación, por lo que por ese mismo motivo, en empleorecursos.es te queremos recomendar que emprendas acciones para mejorar tu empleabilidad (cursos, talleres, etc.) porque la vida no se acaba en esa empresa, ya que hay muchas que están deseando acogerte.

Como siempre, para conocer más sobre Derecho Laboral, Orientación para la búsqueda de empleo, Marca Personal, Coaching, ofertas de empleo, etc., te invitamos a visitar nuestra Web.


Dentro de nuestra labor integral de la ayudar a las personas desempleadas en su proceso de búsqueda de empleo, desde www.empleorecursos.es queremos tratar un aspecto a nuestro entender básico y generalmente olvidado, como es analizar el desempleo desde un punto de vista psicológico.

Así, cuando la persona desempleada, a pesar de enviar “curriculums” a las empresas, inscribirse en portales de empleo, hacer cursos de formación, realizar entrevistas de trabajo (“de las que tiene una buena impresión”), etc., percibe el conseguir o no empleo como algo que no depende de él o ella, es cuando en Psicología se produce lo que se llama ausencia de control sobre el resultado de la situación, la cual, se ve agravada por la constante exposición a acontecimientos y situaciones sociales negativas (dejar de asistir a eventos por falta de recursos económicos, aislamiento social, pérdida de amistades, etc.), dando lugar al fenómeno conocido como indefensión aprendida.

“La ausencia de control sobre la situación se agrava ante la constante exposición a situaciones negativas”

Así, si esta percepción de indefensión se prolonga en el tiempo, la persona empieza a tolerar poco a poco este estado (permaneciendo cada vez más inmóvil, llegando incluso a abandonar el proceso de búsqueda activa de empleo). ¿Quién no ha oído a alguien que se encuentre en situación de desempleo decir, “¿para qué voy a buscar trabajo, si no hay?”; o “haga lo que haga, no me van a llamar”, entre otras frases desalentadoras para justificar sus pensamientos.

Por ello, las personas que llevan largo tiempo en situación de desempleo pueden fácilmente pasar a este estado de indefensión aprendida, el cual, está estrechamente relacionado con la depresión y otros trastornos de ánimo (estas personas suelen descuidar el aseo personal, se muestran pasivas, rehúyen el contacto social, se aíslan, etc.). Así, son muchos estudios los que indican como rasgos más característicos del “Síndrome del Desempleo”: depresión, insomnio, agresividad, decepción vital, pérdida de autoestima, etc.

“Las personas que llevan largo tiempo en desempleo pueden sufrir síntomas como depresión, insomnio, baja autoestima, etc.”

Concretamente, los principales efectos psicológicos negativos del desempleo prolongado se resumen en tres tipos de pérdidas. En primer lugar, pérdida de la rutina que estructuraba y aportaba una coherencia y orden a la vida diaria, en contraste con la desorganización, cambio de horarios de sueño, etc. que produce la situación de desempleo; en segundo lugar, pérdida de la vinculación o contacto social que produce el trabajo, al relacionarnos con las y los compañeros, clientes, etc. junto con el sentimiento de pertenencia a un grupo; y por último, pérdida de las metas que dirigen las acciones y motivan el desarrollo y proyección laboral a largo plazo.

“El desempleo prolongado puede producir tres tipos de pérdidas: de la rutina, del contacto social y de las metas”.

Por ello, desde www.empleorecursos.es, siendo conscientes de que no todas las personas reaccionan igual ante las mismas situaciones, estimamos que para no caer en este proceso de indefensión aprendida que genera la situación prolongada de desempleo, aconsejamos: a) tomar conciencia de la dificultad de la nueva situación de un modo realista, analizando las posibilidades que ofrece el mercado de trabajo; b) expresar los sentimiento negativos que la situación de desempleo produce, para inmediatamente proponer soluciones de mejora y afrontar la situación de forma positiva; c) gestionar la agenda diaria del proceso de búsqueda de empleo, con objeto de crear rutinas de actividad, organizar el día a día; d) y por último, comprender y aprender a manejar los síntomas negativos que pueden asaltarnos para afrontarlos de forma adecuada.