No sabemos a ciencia cierta si el teletrabajo ha venido para quedarse o no, pero sí que las empresas que lo han instaurado se enfrentan, desde el punto de vista de los recursos humanos, a nuevas formas de organización y gestión del talento, lo que requiere un esfuerzo para adaptarse y crear los medios necesarios que garanticen el desempeño de las y los trabajadores.
A partir de nuestra experiencia laboral coordinando el área del talento en varias organizaciones, podemos afirmar en empleorecursos.es que las principales reticencias de las empresas respecto al teletrabajo se traducen en problemas de comunicación y pérdida del contacto personal entre las y los compañeros (“el momento del café”, por ejemplo).
Herramientas de conexión de equipos
Sin embargo, existen múltiples herramientas y aplicaciones digitales que facilitan que todas las personas estén conectadas, o dicho de otra forma, que a pesar de trabajar solas en casa, no lo hagan de manera aislada. Por ello, el área de gestión del talento tiene un reto enorme, como es la integración de estas personas para que puedan desempeñar su trabajo en las mejores condiciones.
Estas herramientas de conectividad de todas y todos los trabajadores permiten la creación de una oficina virtual que cumpla las funciones de la física, en cuanto a conectividad e interacción en cada momento con las y los compañeros, lo que no solo aumentará el sentido de permanencia de las y los trabajadores remotos, si no que facilita el aprendizaje constante como si estuvieran en la oficina.
Como hemos comentado, el principal reto que tiene el teletrabajo son los posibles déficits en la comunicación. Por ello, una buena opción es crear canales de comunicación formales e informales (chats generales o por grupos) donde se pueda compartir y comentar igual que si se estuviese en la oficina.
En ocasiones, se prefiere al trabajo presencial al remoto, ya que se tiene la consideración de que en la oficina la persona trabaja más, o dicho de otro modo, en casa no se trabaja. Para hacer frente a esta idea, es conveniente partir de la premisa de que quien no trabaja en general en casa, tampoco lo hace en la oficina. Además, es útil poner en marcha una gestión por objetivos o tareas con un plazo de tiempo determinado, a la vez que realizar un seguimiento periódico de su desarrollo.
Lo anterior, no solo dotará de autonomía a la persona trabajadora para que se organice su trabajo y tiempo, sino que le aportará la flexibilidad laboral necesaria para que pueda compaginar su vida personal y profesional.
Dentro de este contexto, es útil llevar a cabo cada cierto tiempo reuniones de equipo informales en las que se puedan comentar temas diferentes a los del día a día de trabajo, lo que facilitará traspasar la barrera profesional y acercarse a la personal. En un contexto más individual, instaurar sesiones One to One dónde se verifique y siga el bienestar de la persona empleada facilitará anticiparse a posibles problemas.
Por último, no se puede descartar visitas puntuales o reuniones presenciales en la oficina de la empresa de las personas que trabajan en remoto para mantener el contacto y la cercanía personal que toda relación profesional requiere.